lunes, 18 de julio de 2011

Mira, sinceramente odio hablar de estos temas, pero últimamente me están bombardeando y voy a dejar clara mi postura desde ahora.

No creo en Dios. Y no es sólo que no lo haga, es que me parece ridículo que otros sí lo hagan. Es decir, ¿en qué te basas para hacerlo? ¿En la fe? ¿La necesidad de saber cómo llegamos aquí? ¿O simplemente por el hecho de tener a alguien a quien pedir o echarle las culpas cuando las cosas van mal?

Nunca he entendido la religión, y nunca lo haré (ojo, que no dice que no la respete). ¿Qué diferencias hay entre creer en Dios y creer en, por ejemplo, los dragones? ¿Pruebas físicas? ¿Realidades innegables? ¿Pruebas fehacientes? Déjenme decirles a ustedes creyentes que nada de eso está en su poder.

Y luego la mano justa de "Dios"; el equilibrio y cómo gobierna, y que es justo y sabio. ¿Y todos esos niños que mueren al día de hambre? ¿Y todas las familias destrozadas por accidentes? ¿Y todos las personas asesinadas simplemente por encontrarse en el momento equivocado en el lugar equivocado? ¿Se merecían eso ellos? Ese argumento de "Dios es justo y sabio" para mí murió desde que aprendí a ver el mundo con mis ojos.

Y ahora algunos pensaréis que simplemente tenéis fe y que no tengo derecho a decir nada de esto; pero lo tengo. ¡Creed, creed en lo que queráis! Yo no soy nadie para estamparle mi(la) realidad a nadie, y cada uno es libre de creer en lo que le dé la gana (sea de ignorantes o no; sea por fe en un ser invisible e intangible que se jacta de ser justo, o por el miedo de no hacerlo e ir a un infierno, con lo cual, queridos, sois unos hipócritas)

De todas maneras, ¿Qué más da qué piense yo? Si la Iglesia va a seguir tapándolo todo y dejando morir de hambre a miles de niños cada día, mientras ellos se recuestan en sus Mercedes con el Vaticano repleto de caras reliquias de oro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario